martes, 2 de diciembre de 2014

La llegada del primer hijo: toda una revolución



El nacimiento de un bebé es un gran acontecimiento para la familia, pero si además es la llegada del primer hijo es toda una revolución, pues cambia totalmente la vida de la pareja.

Significa el paso de ser dos a tres, de ser una pareja a ser una familia. Las prioridades cambian. Nada volverá a ser como antes. Desde el mismo momento en que la pareja se entera que está esperando su primer hijo se produce una avalancha de sentimientos, entre ilusión, alegría, emoción pero también de cierto temor ante la nueva responsabilidad de ser padres.

La llegada del primer bebé implica un cambio radical. Supone empezar a pensar en la vida junto a él, preparar el hogar para acogerle, prepararse los padres para criarlo, y asumir su nuevo rol de padres primerizos.

El nacimiento de un hijo es la expresión máxima del amor entre dos personas, sin embargo no siempre es todo color de rosa. Hay parejas que creen que la llegada de un bebé servirá para unirse, para recuperar el amor perdido, para resolver los problemas de la pareja, pero el bebé no arreglará la crisis si existen asuntos previos, que a la corta o a la larga volverán a aparecer. Si hay problemas graves en la pareja, por el bien del bebé, lo mejor es buscar ayuda profesional.

Ser padres es una experiencia maravillosa, pero aún así hay parejas que se desequilibran ante la noticia de la llegada del primer hijo y se destapa la caja de los truenos. Comienzan las tensiones, las discusiones sobre el cuidado del bebé, sobre la educación que se le dará, sobre quién resignará su trabajo por cuidar al bebé, y otras cuestiones que pueden plantear conflictos entre los futuros papás.


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